ROMA, Italia.- El papa Benedicto XVI beatificó hoy a su antecesor, Juan Pablo II, seis años después de su muerte, durante una ceremonia celebrada en la Plaza de San Pedro, en Roma, ante la presencia de más de un millón de personas. "Juan Pablo II es beato!", exclamó el Pontífice ante los fieles congregados en la plaza, muchos de los cuales ondeaban banderas rojas y blancas de la Polonia natal de Karol Wojtyla.
Unos rezaban arrodillados mientras otros no podían contener las lágrimas de emoción cuando se descubrió un enorme retrato de un Juan Pablo sonriente colgado del balcón central de la Basílica de San Pedro. El pontífice alemán, de 84 años, explicó que había sido su deseo que el proceso de beatificación se llevara a cabo "con bastante rapidez", porque ya durante los funerales de Juan Pablo II se podía percibir el "aroma de su beatitud".
Wojtyla, quien falleció el 2 de abril de 2005, fue declarado beato en un tiempo récord. Muchos católicos ya habían reclamado la santificación del Santo Padre, que dirigió la Iglesia Católica durante 26 años, el mismo día en que fue enterrado, el 8 de abril, un reclamo que en su momento no fue atendido por el Vaticano.
Sin embargo, tres meses después se inició el proceso de beatificación, cuando normalmente suele comenzar cinco años después de la muerte. "Hoy ha llegado el día esperado", dijo el actual jefe de la Iglesia Católica. "Llegó rápido porque el Señor así lo deseaba", agregó.
En su mensaje, Joseph Ratzinger destacó, al referirse a su predecesor, que el "hijo ejemplar de la nación polaca ayudó a los cristianos en todo el mundo a no tener miedo a llamarse cristianos, a pertenecer a la Iglesia y a hablar del evangelio".
Dato histórico
Es la primera vez en la historia que un papa beatifica a su antecesor inmediato. El pasado enero, el Vaticano dio luz verde a la beatificación de Juan Pablo II al reconocer la supuesta curación de la monja francesa Marie Simon-Pierre, quien sufría la enfermedad de Parkinson. La religiosa participó también en la misa de beatificación y llevó al altar una ampolla que contenía sangre supuestamente extraída a Juan Pablo II unos días antes de su muerte, según el Vaticano. Para su proclamación como santo, las autoridades eclesiásticas debían reconocer un segundo milagro del anterior pontífice.
"El abrió la sociedad, la cultura, los sectores de la política y la economía a Cristo. Además, nos devolvió la fuerza para creer en Cristo", dijo Benedicto, y destacó el papel del papa polaco en su lucha contra el comunismo y contra la ideología soviética antes de la caída del Muro de Berlín.
A la ceremonia, que se llevó a cabo bajo un cielo ligeramente nublado, acudieron delegaciones de alto rango de unos 90 países, entre ellos 16 presidentes y representantes de cinco casas reales. También se encontraba el presidente polaco, Bronislaw Komorowski, su homólogo italiano Giorgio Napolitano, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, el rey Alberto II de Bélgica, el presidente mexicano, Felipe Calderón, y el primer ministro francés, François Fillon. (DPA)